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Deconstrucción económica de Venezuela, el resurgir está lejos de la realidad

Una nación rica económicamente se vino en picada en un abrir y cerrar de ojos. Nunca ningún otro país de la región o del mundo entero, vivió tales consecuencias al mando de un presidente y un mal gobierno, lo que el socialismo bolivariano en Venezuela ha hecho con todos sus ciudadanos no tiene comparación alguna.

Hugo Chávez anunció en Caracas, el 16 de abril de 2001, al igual que lo hiciera Fidel Castro en La Habana 40 años atrás, que antes de morir declararía el socialismo en Venezuela. Cumplió su palabra.

Pero omitió mencionar que el socialismo arruinaría por completo a Venezuela. Cuando Chávez asumió la presidencia del vecino país a finales de 1999, la pobreza se ubicaba en el 43,9%. Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida realizada recientemente por las universidades más importantes del país, la pobreza observada el año pasado fue de 96%. Los venezolanos se hunden hoy en la miseria socialista.

La gestión de Chávez y luego de Maduro, reversó años de trabajo y prosperidad de la que gozaban millones, tanto que los colombianos prefirieron migrar a dicho paraíso que no les ofrecía ni de cerca la tierra que los vio nacer. No existen antecedentes históricos de una depresión económica de esta magnitud en el mundo, menos aún autoinfligida, como ocurre actualmente.

Venezuela retrocedió 70 años su economía, su estabilidad social, laboral, el capital humano. Antes del socialismo bolivariano, Venezuela era una de las economías más ricas de Latinoamérica, con las mayores reservas probadas de hidrocarburos del planeta; el socialismo la transformó en una de las naciones más pequeñas y pobres del hemisferio, al lado de Haití y Honduras.

 

Entre 1999 y 2020, Venezuela despilfarró 991.798 millones de dólares en exportaciones de petróleo, cuyos recursos se usaron para subsidiar el socialismo bolivariano del siglo XXI, comprar políticos de Latinoamérica a través de Petrocaribe y los millones de subsidios que llevaron a la pobreza extrema a quienes ya eran pobres, una nación que permanecía viviendo a costillas del estado sin aportar ningún valor para producir cifras a la economía.

La deconstrucción de Venezuela como los expertos la llaman ahora, fundada en la corrupción y el narcotráfico, además de tener un gobierno que es capaz de aniquilar la industria petrolera que, según la OPEP, se redujo a 393 mil barriles diarios el año pasado, cifra correspondiente al nivel de producción de 1934.

Según registros de 1998, antes de la llegada de Chávez al poder, el salario mínimo era de 337 dólares, para el 2020 se goza de tan solo 2 dólares. El Observatorio Venezolano de Finanzas de la Asamblea Nacional confirmó que el poder adquisitivo de la canasta alimentaria se redujo al 0,87%.

Al no tener de dónde tomar más partido, y luego de que el gobierno decidiera expropiar el tejido empresarial venezolano y extranjero, ahora el Estado proyecta confiscar casas, apartamentos, locales y edificios de todos los que se fueron del país, de todos lo que se quedaron en la quiebra.

En los últimos meses la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) presentó el informe titulado “La pobreza en sus múltiples dimensiones”, un análisis enmarcado en la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2019-2020 (ENCOVI) en Venezuela.

El documento hace énfasis en las mediciones de la pobreza, el perfil de la misma en el país, las comparaciones internacionales, las políticas y programas sociales, y las propuestas.

El estudio señala que, entre 2013 y 2019, se produjo una caída del 70% del Producto Bruto Interno (PBI) de Venezuela, que la inflación entre marzo de 2019 y marzo de este año fue de 3.365%, que el ingreso promedio diario es de 0,72 dólares y que el 79,3% de los venezolanos no tiene como cubrir la canasta de alimentos.

Una de las conclusiones del informe es que “el aumento de la pobreza se debió al deterioro de los ingresos y el empeoramiento del empleo”. Además, el escrito afirma que las “mejoras” en la vivienda fueron “un efecto colateral de la migración internacional”.

En comparación con otros países de la región, el estudio es contundente al decir que Venezuela es el país más pobre y el segundo más desigual de América Latina. En el caso del primer indicador, medido tanto en ingresos menores a USD1,9 y USD 3,2 al día, Venezuela ha superado a Haití, históricamente considerado el más pobre de la región, así como también a Guatemala, Bolivia y Ecuador.

 “Los niveles de pobreza en Venezuela se comparan con los países más pobres del mundo y que tienen mayor inestabilidad política”, afirma el estudio, que compara a la nación caribeña con países como Nigeria, Chad, Congo y Zimbabue.

El estudio reveló además información relacionada en materia demográfica y migratoria. Anitza Freitez, directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (Iies) de la UCAB y una de las coordinadoras de la Encovi, explicó que hay una nueva demografía en el país, cuya población es de 28,4 millones de habitantes y no los 32 millones que se proyectaban para esta época. Las estimaciones reflejadas en el informe son consistentes con los datos ofrecidos por la ONU, que indican que cinco millones de personas han huido de la crisis de Venezuela, mientras que la población de personas mayores de 60 años subió del 10 al 12% entre 2015 y 2020.

En conclusión, de la Venezuela prospera que un día fue ya no queda nada, comparada con Haití por su pobreza, la fuga de talentos, la baja calidad de vida y la poca esperanza que tienen los ciudadanos por volver a tener esa bonanza de la que se jactaban se pierde con el pasar de los días. Muchos esperan regresar a su país y ver el resurgir.

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