YO APORTO

La Brecha Inalcanzable

Siempre he sido atlética; una corredora destacada que en sus mejores épocas llevó a su colegio a ganar medallas en diferentes categorías.

Tal vez la categoría que más me apasionaba era la carrera de relevos, 4×100 específicamente. Desde chiquita veía los Juegos Olímpicos con mi papá y aunque Colombia no competía en 4×100, ver esa sincronía en esos corredores hacía que me hirviera la sangre. Ver cómo el primero arrancaba, testimonio en mano, y a metros de llegar a entregarlo, su compatriota ya había comenzado su propia carrera.

Ellas, como muchos a su edad, corren su propia carrera y al mirar atrás no miran el esfuerzo que hemos hecho para entregar ese legado; no han entendido que es una carrera de equipo y de país.

Era fascinante ver cómo esa brecha se acortaba rápidamente gracias al esfuerzo que había hecho el primer corredor. Cada zancada del segundo era alcanzada por el primero y con su mano puesta hacia atrás, sabía perfectamente que su compatriota iba a entregarle oportunamente el testimonio para que la carrera continuara. Y así, del segundo al tercero y del tercero al cuarto, la carrera individual de cada corredor, se convertía en una carrera de confianza y equipo. El esfuerzo del corredor que portaba el testimonio siempre elevaría el del receptor. Y la brecha que en un principio parecía enorme se acortaba ante mis ojos gracias a esa unión de equipo.

Ahora, como mamá y atleta frustrada, veo cómo el testimonio que quiero entregar a mis hijas ya adultas se aparta cada día más por una brecha en la que por más que me esfuerce y dé zancadas más y más largas, nunca se va a cerrar. Ellas, como muchos a su edad, corren su propia carrera y al mirar atrás no miran el esfuerzo que hemos hecho para entregar ese legado; no han entendido que es una carrera de equipo y de país. Por el contrario, en su carrera solo existe una meta de felicidad egoísta y apática donde no hay espacio para un consejo y mucho menos para correr juntas.

No tengo a quién entregar mi testimonio, pero sigo corriendo y lo sigo llevando a la espera que algún día vea que mis zancadas alcanzan las suyas y pueda ver esa mano que espera mi entrega oportuna y sincronizada para que continúen su carrera y yo desde la fatiga del esfuerzo las vea triunfar o entregar su propio testimonio más adelante.

Enviado por: Juliana Torres

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