Cátedras de finanzas en los colegios, nueva propuesta de congresistas
Para nadie es un secreto que los colombianos se rajan en temas de cultura financiera y para solucionar el problema se discute un proyecto de ley en el Congreso que llevaría estos tópicos a las aulas. Para algunos, la iniciativa es positiva, pero no es la solución.
Muchos colombianos quedan desconcertados cuando les hablan de temas que les tocan el bolsillo. Sin embargo, cuando les hablan de comparación de tasas de interés en créditos hipotecarios, los rendimientos de los fondos de pensiones, las alternativas de ahorro e incluso el cálculo anual de los impuestos son ejemplos de los asuntos en los que reina el desconocimiento.
Algunos indicadores sustentan este “analfabetismo financiero”. En 2012, en la Prueba Pisa de alfabetismo financiero, Colombia obtuvo el último lugar entre 18 países evaluados y ni siquiera 1% de quienes representaron el país se encontró en el nivel de desempeño más alto. Asimismo, una encuesta realizada por la firma Cifras y Conceptos en las cinco ciudades principales del país, encontró que 73% de los encuestados calificaron su conocimiento financiero como bajo o medio y solo 20% realizó correctamente un cálculo de capital e interés simple.
Todo ello pasa en un ambiente en el que cada día los sectores público y privado se han metido a enfrentar estas talanqueras. Ejemplo de ello, afirma Santiago Montenegro, presidente de Asofondos, son los contenidos pedagógicos que ha impulsado el gremio de los fondos de pensiones para promover el ahorro y para que los trabajadores colombianos tomen decisiones informadas respecto de su pensión.
Fogafín, los bancos, las aseguradoras, el Banco de la República y Dividendo por Colombia, también les han jalado a estos proyectos. Alejandra Díaz, directora de responsabilidad social de Fasecolda, ve positivo que los colombianos, especialmente los de menores ingresos, conozcan los riesgos a los que están expuestos.
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Por su parte, en el Emisor se cuenta desde hace varios años con una Exposición Monetaria Interactiva, que comprende módulos en temas de economía, como el dinero, la inflación, el banco central y la política monetaria. Además, se impulsan concursos para que estudiantes de colegio y universidades se interesen por profundizar más sobre estos temas.
Pese a los esfuerzos y las buenas intenciones, diagnósticos como el de Cifras y Conceptos muestran que la tendencia no cambia.
Por ello, una de las propuestas para el cambio, que un grupo de congresistas en su mayoría del partido Cambio Radical presentaron un Proyecto de Ley para que estos temas difíciles sean abordados en el colegio, lugar donde se aprenden las lecciones que quedan para toda la vida.
La iniciativa, que este año fue aprobada en el Senado y que en 2016 hará curso en la Cámara, planteaba en su primera versión crear una cátedra de educación financiera. Sin embargo, luego de varias discusiones ha sido repensada, según la senadora Rosmery Martínez, como parte de “un proceso de inclusión curricular transversal”. En otras palabras, se incluirían algunos temas conexos; por ejemplo, el cálculo de una tasa de interés o los mecanismos de ahorro, en materias que ya existen en el currículo escolar, como sociales o matemáticas.
La senadora Martínez propone que “sean las mismas instituciones educativas, en el marco del respeto por la autonomía institucional, quienes decidirán cómo se hará la adaptación, para que no haya sobrecargas y estas puedan adaptarse de la mejor manera posible”.
Pese a lo bien que suena la propuesta y la necesidad de acciones urgentes, existen algunas dudas en torno a la conveniencia de esta. La inquietud esta en saber si es o no la solución para que los colombianos sean fuertes en estas áreas.
Existen varias inquietudes ante este tipo de propuesta y sobre todo porque genera un cambio por más mínimo que parezca. Una de ellas es planteada por Santiago Castro, presidente de Asobancaria, quien, aunque apoya la iniciativa, señala que “nuestro país no cuenta con la cantidad de docentes capacitados para abordar estos temas”.
Por esta razón, indica Castro, “los docentes de los colegios deben ser entrenados para poder transmitir los conocimientos e, incluso, capacitados para que ellos mismos puedan aplicar estos conceptos a título personal”.
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Otra de las cuestiones es expuesta por Catherine Rodríguez, investigadora de la Universidad de los Andes y experta en temas de educación; según ella, varios estudios han demostrado que los programas de educación financiera tradicionales no son efectivos.
Rodríguez precisa que la educación financiera puede tener efectos no siempre significativos en el conocimiento y, además, no necesariamente logran cambiar las actitudes de quienes se capacitan. En términos sencillos, las personas podrían conocer un poco más de la existencia de mecanismos de ahorro, pero no por ello van a empezar a ahorrar.
Estrategias novedosas y efectivas se han desarrollado en otras latitudes. Un ejemplo de ello se dio entre 20.000 estudiantes de 868 colegios de Brasil entre 2010 y 2011. Allí se integraron estos temas en las clases de portugués, matemáticas, ciencias e historia, con nuevos libros que incluían mensajes y ejercicios sencillos; por eso, una de las tareas consistía en construir un presupuesto familiar en casa.
Esta actividad, evaluada y liderada por Miriam Bruhn, experta en finanzas personales del Banco Mundial, encontró al final que el conocimiento de los estudiantes aumentó significativamente y el ahorro para las compras también lo hizo en 1,4%. Además, se encontró evidencia de mejores niveles de planificación financiera de padres e hijos.
Otra iniciativa interesante que valdría la pena evaluar es el uso de programas de televisión para promover actitudes positivas, no solo de finanzas personales. Así fue posible que en Ruanda se generaran relaciones cordiales entre tutsis y hutus, dos etnias que estuvieron en un conflicto sangriento en ese país. La televisión ayudó a mejorar la visión que tenían unos de otros.
De la misma manera, hace pocos años las novelas brasileras de O Globo hicieron que las tasas de fertilidad femenina se redujeran en los lugares que recibían esta transmisión. La razón es sencilla: ayudaron a moldear la visión femenina del matrimonio y la familia.
Mientras en el Congreso sigue la discusión, conviene pensar en la reflexión de Catherine Rodríguez sobre lo que debería ser un programa de educación financiera: “simple, claro y que incite al cambio de actitudes”.
Fuente: Revista Dinero