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Lavanderías con la esperanza puesta en las máquinas y la ropa sucia

A un año de haber puesto en pausa las lavadoras y dejar la ropa colgada, fueron muchos los cambios de hábito de consumo y laborales, eso sin contar con el aumento de estrés general para los dueños de comercios que no sabían cómo manejar la quiebra tras meses de pandemia.

Con las nuevas formas de consumir, el teletrabajo, restaurantes y hoteles durante mucho tiempo cerrados, afectaron de lleno en el negocio de los lavanderos y las tintorerías de barrio e industriales. Se estima que se pusieron en riesgo al menos 20.000 fuentes de trabajo.

Así lo afirma un comunicado publicado por Vicente Pérez, director de las lavanderías Mr. Jeff, sin imaginar que desde que cerró las puertas de sus establecimientos el pasado 17 de marzo de 2020, se han visto en dificultades para cumplir con sus obligaciones tributarias, pago de nóminas, arriendos y otros gastos inherentes al negocio.  Ante la crisis, tanto él como otros colegas se han unido para trabajar en un plan conjunto que permita encontrar soluciones ágiles y eficaces, atendiendo a las medidas decretadas por el Gobierno Nacional.

Así lo puso en práctica la familia de Lina Rodríguez quienes tienen una lavandería con planta propia en un barrio del norte de Bogotá y a raíz de la pandemia tuvieron que prescindir de sus empleados. Sin embargo, ella cuenta que “no podía dejar que el negocio familiar se viniera abajo y entré a apoyar la administración de la sucursal”. Con 23 años, es estudiante de Administración de Empresas y gracias a sus padres puede seguir costeando sus gastos universitarios.

Ellos al igual que otros se tuvieron que reinventar para llegar a sus clientes y a pesar de ser conscientes que el aislamiento es clave para tratar de controlar en gran porcentaje esta pandemia, tuvieron que disponer del servicio a domicilio, cumpliendo con todos los estándares de salubridad, permitiéndole a los usuarios quedarse en casa. De esta forma se recoge su ropa, se lava y se lleva de vuelta, reduciendo cualquier tipo de riesgo latente, gracias a los protocolos de manipulación y operatividad, los cuales permiten garantizar la distancia segura que se debe conservar, los procesos adecuados a lo largo de toda la prestación del servicio, así como la desinfección e higiene dentro de los establecimientos permanentemente.

Lina Trabaja en una lavandería de su familia

Lina Trabaja en una lavandería de su familia

Lina sabe que, aunque los hábitos de los ciudadanos cambiaron, pero la lavandería familiar continuará comprometida con ofrecer un servicio que aporta soluciones a los diferentes retos que enfrenta el país en medio del momento tan difícil en que se encuentra. Así mismo, está convencida que con el esfuerzo que están realizando, ella podrá continuar costeando sus estudios y pronto volver a recontratar a los trabajadores que tanto los apoyaron.

“Siento que la reactivación que hizo el gobierno es buena para los negocios que necesitamos la presencialidad, para el Estado es muy duro poder apoyar a todos, pero sabemos que con los cuidados necesarios podemos cuidar de nuestros clientes y a nosotros mismos”.

Igualmente tiene el deseo de trabajar y seguir creciendo como empresaria para garantizar la protección de todos los colombianos que forman parte de este ecosistema de limpieza.

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