Sexualidad responsable: Metodos para planificar
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Sexualidad responsable: Metodos para planificar

La sexualidad responsable es parte importante en el desarrollo de nuestras vidas. Esta es una afirmación que muchos sabemos pero que nos cuesta reconocer socialmente, en parte por esos mitos que se han creado en torno al gozo y disfrute de una vida sexual plena y consciente. Muchos de esos paradigmas han nacido del desconocimiento del derecho a una vida sexual y reproductiva libre, confiada y segura.

Es necesario destacar que una sexualidad responsable, saludable, elegida, placentera, sin riesgo y libre de coerción, discriminación o violencia es central para la salud física y mental de las personas y comunidades.

Las personas tienen derecho al acceso a métodos anticonceptivos seguros y eficaces que les permitan evitar embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual. Por esta razón, es fundamental que durante la Nueva Normalidad que se da ahora con las aperturas dentro del marco de la pandemia se garantice la continuidad de los servicios de atención a la salud sexual y reproductiva.

Derechos sexuales en la sexualidad responsable

Según la Guía de Estilos de Vida Saludables de la Secretaría de Salud de la Alcaldía de Medellín, los derechos sexuales y los derechos reproductivos están interrelacionados, pero están separados ya que representan diferentes componentes de la sexualidad humana. Por ello es vital conocerlos:

  • Conocer, respetar y amar el cuerpo: su promoción debe comenzar desde la infancia para que los niños reconozcan cada parte de su cuerpo y entiendan que estas pueden cambiar conforme vayan creciendo.
  • Una vida libre de violencias y rechazo a las agresiones físicas, psicológicas y sexuales:Debemos rechazar cualquier violencia a fin de promover la equidad de género.
  • La educación e información sexual oportuna, integral, laica, gradual, científica y con enfoque de género: que permita enriquecer la experiencia de vida y prevenir efectos negativos en la salud física, mental, emocional y social.
  • Decidir si se quiere o no tener una relación sexual, con quién y con qué frecuencia: las relaciones sexuales se deben dar sin presión y con consentimiento, incluso si se trata de la pareja permanente.
  • Expresar las preferencias sexuales: que las personas se reconozcan como seres independientes, autónomos y poder manifestar el sexo por el que se sienten física y eróticamente atraídas.
  • La intimidad y confidencialidad: la seguridad de que aquello que se ha intercambiado en un marco de confianza, no sea compartido.
  • Explorar la sexualidad sin miedo, vergüenza, falsas creencias, ni culpas: explorar la sexualidad es decisión y responsabilidad de cada persona, mientras no nos genere daños a nosotros mismos, a otros o a nuestro entorno.
  • Expresar la sexualidad independientemente de la reproducción: debemos concebirla como independiente de la reproducción.
  • Usar métodos anticonceptivos: tenemos el derecho de postergar la maternidad o la paternidad, para disfrutar de nuestra sexualidad sin riesgo reproductivo.
  • Utilizar condón: compromiso con el cuidado de nosotros mismos y del otro, el uso del preservativo minimiza el riesgo de transmisión de enfermedades.

Educación Sexual en familia

Con el acceso a internet, para los adolescentes la información es ilimitada, sin embargo, no es siempre la adecuada. Muchos inician su vida sexual en una edad cada vez más precoz y si no se toman las medidas necesarias, las tasas de embarazos adolescentes, las infecciones de transmisión sexual y el aborto de riesgo seguirán siendo frecuentes en el sector juvenil.

La familia es la principal institución en la formación de sus hijos y son responsables de que ellos se formen exitosamente como seres afectivos, sociales, productivos, intelectuales y sexuales. Hablar de sexualidad responsable en familia debería ser un tema abierto, sin tapujos, la confianza entre los miembros de una familia es fundamental para prevenir enfermedades, embarazos no deseados, acceso sexual no consensuado, entre otros.

Muchos padres piensan que, si el hijo asiste a la escuela, ellos se pueden desentender de su responsabilidad en la educación sexual; pero es necesario que los jóvenes sientan que pueden contar con el apoyo, la confianza y la comprensión a sus dudas y conflictos, que solo un canal de comunicación afectiva y efectiva entre padres e hijos puede lograr.

Conocer los métodos anticonceptivos para tener una sexualidad responsable

Es importante recordar a los adolescentes que la anticoncepción se utiliza para impedir un embarazo y enfermedades de transmisión sexual. Si bien, nuestra propia experiencia de pareja nos ha llevado a conocer algunos aspectos de los métodos anticonceptivos y su uso, debe quedar claro que ningún método puede garantizar que alguna de las dos situaciones pueda suceder. Aquí te mencionamos algunos:

 

  1. Hormonales: las pastillas, las inyecciones, los parches, los implantes, los intrauterinos liberadores de hormonas, y la pastilla o píldora de emergencia.
  2. De barrera: como el condón o el diafragma. Los hay tanto hormonales como de barrera, por ejemplo, el dispositivo intrauterino, mejor conocido como DIU.
  3. Tradicionales: como el método del ritmo que implica usar el calendario para detectar los días fértiles y evitar tener relaciones en ese periodo, o el coito interrumpido (que consiste en retirar el pene de la vagina antes de la eyaculación). Estos métodos no son recomendables, porque tienen mayor posibilidad de fallar.
  4. Permanentes: el ligado de trompas de Falopio en las mujeres, y la vasectomía que es el ligado de conductos seminales en los hombres, no son métodos recomendados para adolescentes, para ellos los recomendables son los anticonceptivos reversibles de acción prolongada (ARAP) por ejemplo, los dispositivos intrauterinos y los implantes hormonales.

 

Los prejuicios más comunes a la hora de no usar anticonceptivos son por lo general, creencias erróneas como “no se siente lo mismo”; “cuando hay confianza en la pareja no es necesario cuidarnos”; “nos hace menos hombres”, entre otros. Además, muchos hombres no lo utilizan porque consideran que sólo se debe usar en relaciones sexuales fuera del matrimonio o cuando no hay una pareja estable, para tener una sexualidad responsable.

 

 

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