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El plan de Google para una nueva economía digital

El nuevo sistema de “cookies” de la compañía tiene detractores en orillas del debate que no suelen encontrar un terreno común.

La estrategia que Google lanzó recientemente es una prueba de su nuevo sistema para reemplazar las cookies de terceros y así generar anuncios más relevantes. La iniciativa se conoce como Aprendizaje Federado de Cohortes (FLoC, por su sigla en inglés).

Lo primero que la gente debe saber y que vale la pena aclarar, es que las cookies son una herramienta que recopila información de su navegador mientras el usuario está en internet. De fondo, son uno de los pilares de la economía de internet: uno de los fundamentos técnicos que pagan por la web y le permiten utilizar tantas cosas de forma gratuita.

Las cookies se han convertido en un camino para la recopilación de grandes cantidades de información de todos nosotros, solo que bajo métodos que la vasta mayoría de usuarios de la red no entienden. La utilidad de estas reside en que les ayudan a los anunciantes a apuntar su contenido con un tino inigualable: cuando un usuario se conecta hay un identificador único para él y, de esta forma, estaríamos hablando de marketing uno a uno.

De esta manera, FloC reemplaza esa identificación individual con un sistema que ubica a los usuarios en grupos, o cohortes, con base en características comunes. El navegador Chrome de la compañía rastreará los sitios visitados, el contenido que hay ahí y otra información. Pero esos datos se mantendrán en los dispositivos de los usuarios. Solo la información sobre los grupos más grandes se compartirá con fines publicitarios, según una explicación de la agencia Bloomberg.

Si un FLoC comienza a reflejar una de estas categorías, el sistema está diseñado para detectarlo y reconfigurarlo. Los usuarios también pueden optar por no participar. El cambio ha despertado grandes críticas de varios puntos del debate en línea que no suelen ponerse de acuerdo con facilidad: defensores de la privacidad, como la Electronic Frontier Foundation, y miembros de la industria de publicidad digital, o sea los que terminan por lucrarse enormemente con la información de qué hacen los usuarios en línea.

Entonces, silenciosamente, un interruptor ha sido encendido en millones de instancias de Google Chrome: los navegadores que forman parte de la prueba comenzarán a organizar a sus usuarios en grupos, con base en su comportamiento en línea, y después compartirán este etiquetado grupal con rastreadores de terceros. Hay un número aleatorio de participantes en esta prueba.

A pesar de que Google ha anunciado que este era un movimiento que venía en el camino, la compañía ha proveído escasos detalles sobre esta prueba hasta ahora. Revisamos publicaciones de blog, listas de correo, borradores de estándares web y el código fuente de Chromium para saber exactamente qué está pasando.

Lo primero es que, durante la prueba, las cookies y FloC coexistirán. O sea, las cookies que ya recolectan información sobre lo que hace una persona en la red también recibirán la identificación de la cohorte a la que pertenece. Esto puede reforzar los perfiles de comportamiento que muchos rastreadores ya han implementado.

La prueba podría llegar al 5% de los usuarios de Chrome en el mundo. Aunque nos han dicho que esta solo ha sido aplicada al 0,5%, el equipo detrás de FloC ha pedido que Google aumente la muestra al porcentaje ya mencionado, lo que implicaría que decenas o centenares de millones más de usuarios terminen involucrados en el experimento.

Los usuarios no pueden optar por no participar en la prueba. Hasta el momento, el número aleatorio de personas que termine involucrado en el experimento tienen que desactivar todas las cookies de terceros para poder quedar por fuera de este: no hay una instancia dedicada para expresar que no se desea participar.

Esto también puede ser cierto para muchos sitios web, cuyos operadores pueden ni siquiera enterarse de que están participando en esta prueba, es decir, pierden parte del control sobre cómo los datos de sus visitantes son procesados, lo que resulta en menos opciones para privilegiar la privacidad de los usuarios finales.

Google ha dicho que “miles” de personas serán agrupadas en cada una para que así nadie pueda identificar usuarios solo con esta información. Pero la identificación de cada cohorte igual expone mucha nueva información.

Se espera que la prueba dure hasta mediados de julio. La empresa ha sido clara al decir que los mecanismos y las fórmulas que gobiernan el sistema pueden ser alterados, por lo cual podríamos ver varias iteraciones de FloC desde ahora hasta el final del experimento.

Google ha dicho que se asegurará de que las cohortes no estén estrechamente relacionadas con “categorías sensibles”, como raza, sexualidad o condiciones médicas. La compañía publicó un documento detallando su aproximación a este asunto. Esto es reconfortante, de entrada.

Pero el documento de Google no responde la pregunta más difícil, que es si se puede apuntar o dirigir a personas de grupos vulnerables. La compañía pone el interrogante de esta forma: “¿puedes apuntarles a personas que han visitado un sitio específico?”. Y esta es una simplificación peligrosa. En vez de trabajar en el problema duro, la empresa ha elegido concentrarse en una versión fácil que, cree, puede resolver.

Para millones de usuarios, internet seguirá operando de la misma forma que lo ha venido haciendo hasta ahora. El cambio, de fondo y casi invisible, es la forma como se sigue desarrollando la tensión entre la información de los usuarios y su privacidad y rentabilidad de los miles de compañías que explotan los hábitos de consumo de bienes e información en la red.

Fuente: MSN / El Espectador

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