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Dólar barato o dólar caro

Dólar barato o dólar caro. Esta semana amanecimos con un nuevo récord: el valor del dólar frente al peso colombiano llegó a $3.900. ¿Es esto algo bueno o malo?

Esto depende desde donde se vea. Alguien con un pensamiento mercantilista y que no sea muy amigo de los importadores, pensaría que se trata de una buena noticia, pues esto lleva a que las importaciones se encarezcan y, por el contrario, los productos que exportan los productores colombianos sean más competitivos.

Es verdad, en un país que produce principalmente bienes de consumo, como alimentos, o materias primas y algunas manufacturas como calzado o textiles no es tan mala noticia, pues los productos se vuelven más atractivos en el mercado internacional, a causa de sus bajos precios y se puede competir con otros países cuya moneda es mucho más fuerte. De igual manera, se sostiene que esto también puede llevar a un mayor empleo, al tener las empresas mayor fortaleza internacionalmente.

Pero, si esto es así, ¿por qué no más bien que el Banco de la República de Colombia aplique una política de devaluación del peso, para que las exportaciones colombianas sean mucho más competitivas? Pues porque, en realidad el debilitamiento del peso no es una buena noticia y vamos acá a explicar el porqué.

En primer lugar, es necesario entender que en una economía como la colombiana, el dólar fluctúa de precio de manera libre, lo que se conoce como tipo de cambio flotante, es decir que se fija por la oferta y la demanda de divisas en el mercado, aunque el mismo Banco de la República muchas veces interviene comprando reservas o vendiendo estas.

Pagando más por menos. Dólar barato o dólar caro

Uno de los principales problemas en cuanto a la devaluación, es que no se está viendo el panorama completo. Es cierto que los productos exportados adquieren mayor competitividad frente a otros por razones de precios, pero no se ve que ahora se debe pagar más por lo importado.

Para un mercantilista esto es bueno, pero no está comprendiendo que se debe vender más, para poder comprar menos. En otras palabras, los colombianos deben exportar (vender) más bienes, para comprar la misma cantidad de lo que usualmente importan.

Los bienes colombianos exportados se vuelven más competitivos por el precio, pero no por su calidad. Con la depreciación de la moneda, los exportadores, momentáneamente, se verían beneficiados a expensas de otras actividades de la economía.

Las consecuencias tardías

Es necesario considerar las consecuencias que puede llevar la devaluación, luego de pasados esos “beneficios” que supuestamente traen.

En primer lugar, cuando existe una devaluación llega, casi siempre, la inflación como su consecuencia. Esto es porque la moneda nacional se debilita y esto siempre se da respecto con algo, en muchos casos es respecto a la producción. Quiere decir que se necesitan más pesos, en el caso colombiano, para comprar los bienes y servicios que los consumidores estaban acostumbrados a consumir.

En segundo lugar, se pinta siempre como positivo que las importaciones se vuelven más caras y por lo tanto se incentiva el consumo de la producción nacional. Sin embargo, y esto es particularmente grave en un país en vía de desarrollo y poco industrializado, se olvida que muchas de las cosas que se importan no son producidas en el país.

Un trabajador que necesita comprar un nuevo computador y ser mucho más productivo, ¿se beneficiaría de la producción nacional de computadores? Por supuesto que no, pues no existe tal industria en el país, y así podemos hacer ejemplos en muchos casos: carros, electrodomésticos, medicinas, productos químicos, alimentos que no son producidos nacionalmente, entre muchos otros.

Un caso de especial preocupación es principalmente la maquinaria, los bienes de capital e insumos de los que depende la industria y las empresas colombianas para sus procesos de producción. Las maquinarias e insumos que no son producidos en el país y que deben conseguirse en el exterior aumentan de precio con la devaluación y esto lleva a que, por ende, la misma producción nacional deba aumentar sus precios.

Un campesino que busque incrementar la producción por medio de la compra de un tractor, o una empresa que busque reducir sus costos y al mismo tiempo aumentar su planta de empleados no lo tendrán tan fácil, pues la inversión necesaria se les acaba de aumentar.

Al final, en un país que busca industrializarse y desarrollarse, no es tan buena idea la devaluación pues aún depende de las importaciones para este proceso de industrialización.

Otras consecuencias del dólar barato o dólar caro

Hay varias otras consecuencias que perjudican al consumidor colombiano.

Para empezar, están las compras por internet que se vuelven más caras a causa de la devaluación. Los viajes al exterior también deben ser planeados de manera más austera o si la familia quiere mandar a sus hijos a un viaje de estudios o de intercambio, deberá apretarse más el cinturón, pues los gastos serán mucho mayores para mantener a sus hijos en otro país diferente. Las personas que invierten en el país también se verán desalentadas con la devaluación, pues lo invertido ha perdido su valor en el exterior, lo que da un mensaje desalentador a otros inversionistas que no querrán que su dinero pierda valor si lo llevan a un país con una moneda que constantemente se devalúa.

Finalmente, el Estado colombiano con el peso devaluado tendrá muchos más problemas para pagar sus deudas en el exterior. Cuando la moneda se devalúa, las deudas en dólares aumentan.

La devaluación no debe pensarse como un método para fortalecer nuestra competitividad en los mercados internacionales. Pues aunque se pueda ver como un método rápido para fortalecer nuestras exportaciones, trae también muchos inconvenientes que pueden superar sus ventajas.

La fuente de una ventaja competitiva real del país es mediante reformas liberales que recompensen el emprendimiento y la creación de riqueza por medio del mejoramiento de los procesos de producción, el abaratamiento de los costos y así de la producción; por medio de la protección de la propiedad privada y de la creación de un ambiente atractivo para los negocios, el ahorro y la inversión.

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