Empezar una vida nueva desde cero no es fácil para nadie. La incertidumbre por saber con qué realidad te tendrás que enfrentar suena aterrador y en ocasiones, es desalentadora para continuar. Sin embargo, hay que tener nervios de acero para agarrar tu maleta, subir a un bus o un avión, dejar atrás la tierra que te vio crecer y emprender nuevas experiencias, conocer otras culturas, 

Si bien las diferencias culturales entre Venezuela y Argentina son bastantes, desde la comida, hasta el acento, estas no fueron impedimento para que dos extranjeras decidieran darle un vuelco a sus vidas en el país de la bandeja paisa, la arepa e’ huevo, el aroma del café y los bellos paisajes de Colombia.

De la ciudad del tango arribó Mariela Rossi, una argentina de 35 años que llegó a Cartagena en el 2016 y desde entonces, siente que su vida cambió, volvió a respirar como dice ella; por otro lado, Yelimar Coromoto, es venezolana y tiene la misma edad. Se radicó en Bogotá hace año y medio, con su carisma y ganas de trabajar siente que va a salir adelante. Cada una tiene una historia de vida diferente, no se conocen, pero el destino las trajo a este país y han logrado emprender.

Cuando Rossi tocó tierra cartagenera solo tenía 900 dólares en el bolsillo, no conocía a nadie y con su visa de turista no le daban trabajo formal. “Empecé trabajando en playas, llevando turistas por 20 mil pesos, pasaba currículos en restaurantes y catering, pero nada”, menciona. Ella es cocinera profesional y siempre soñó con tener su propio restaurante, pero la situación económica y social en Argentina, la crisis y la falta de oportunidades fueron truncando ese objetivo.

Y si en el país gaucho las cosas no prosperaron, en la meca de las hayacas y las arepas rellenas tampoco. Yelimar dejó de enseñar a los niños de preescolar para venir a buscar nuevas oportunidades en Bogotá. Con su salario como maestra no podía permitirse ciertos lujos, como comprar ropa o artículos de belleza y mucho menos costear las necesidades básicas para su hogar en Venezuela. Si bien un día tenía para comprar alimentos, al otro no podía pagar algunos servicios. Con los pocos ahorros que tenía y las cosas que vendió, pudo costear un pasaje para llegar a la ciudad y empezar un nuevo camino.

“Aquí (en Bogotá) trabajé tres meses para una jueza, lo cual me permitió reunir suficiente dinero para comprar mi carrito, o como lo llamo yo, mi pequeña empresa”, cuenta Yelimar. Si bien, no tuvo que pasar por las adversidades al caminar por carreteras o trochas como otros de sus compatriotas, ha tenido que ganarse el día a día en las calles vendiendo empanadas y pasteles en su carrito ambulante en el norte de la ciudad.

Mariela con el tiempo pudo comprarse un carrito foodtruck con una parrilla argentina, le permitió ahorrar para abrir su propio restaurante en Getsemaní por un tiempo y hoy en día tiene un hostal con el que ha tenido que reinventarse para sobrevivir a la pandemia. Y aunque, Yelimar lleva menos tiempo en el país, no se queda atrás, quiere tener otro carrito de ventas ambulantes y ser independiente.

Ambas con historias luchadoras, sienten que Colombia es un país lleno de oportunidades. Siempre con la fe en alto, han sabido sortear los obstáculos e incentivan a sus compatriotas a salir a luchar por sus sueños, pero, sobre todo a trabajar sin miedo y sin pena para alcanzarlos.

“Ningún trabajo es humillante, al contrario, siempre hay que salir adelante”, menciona Yelimar, pues según ella basta con un termo lleno de café e ir a la calle con ganas para lograr las cosas.

Según los últimos datos publicados por la ONU en 2019, Argentina tiene 1.013.414 emigrantes, lo que representa un 2,27% de su población, de los cuales 523.322 han sido mujeres. Las cifras de Migración Colombia indican que, al corte de diciembre de 2020, en el país hay 1.729.537 venezolanos, de los cuales 852.142 son mujeres en estado regular e irregular en el país.

En Argentina, varias encuestas mostraron que las causas para salir del país son sobre todo económicas. La Universidad de Buenos Aires (UADE) señaló que las principales razones de emigración son las crisis económicas recurrentes, la búsqueda de mejores posibilidades de desarrollo profesional, la alta presión tributaria y la inseguridad, si bien esta es la situación en el cono sur, en Venezuela no es muy distinta una realidad similar.

 

“En Colombia se pueden lograr un montón de cosas, no hablo solo del éxito económico, también del personal por la cultura y los paisajes maravillosos, pero la verdad, siento que aquí soy más exitosa que en mi país”.

Finalmente, para estas dos extranjeras 

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