Suicidio por homofobia en pleno siglo XXI
Suicidio por homofobia. En pleno siglo XXI la aceptación de la diversidad sexual sigue siendo un tabú para la sociedad.
El bullying o el acoso hacia estas personas ha terminado desencadenando el suicidio como un método de escape.
El 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio.
Un hecho fatídico al que han tenido que acudir muchos al no encontrar apoyo por parte de amigos, familiares o la sociedad con respecto a su orientación sexual.
En Colombia el Centro de Referencia Nacional sobre Violencia registra en sus estadísticas el ‘bullying’ como aparente razón para cometer suicidio y durante la pandemia hubo un total de 11 casos, comparado con 2019 con 8 casos.
La Red Somos, reportó que el 55% de las personas LGTBI+ ha tenido pensamientos suicidas a lo largo de su vida, y uno de cada cuatro reconoció haberlo intentado.
En el mundo, el suicidio es la segunda causa de muerte de jóvenes entre los 10 y 24 años.
Comunidad LGBTI en Colombia, incluidos en el papel y excluidos en la realidad- Suicidio por homofobia
Los avances en términos de derechos para las personas LGBTI han reconocido la igualdad, el libre desarrollo de la personalidad, el matrimonio, la pensión en caso de la muerte de la pareja y la promulgación de la ley antidiscriminación.
También la modificación del componente de “sexo” en el documento de identidad y el registro civil de nacimiento, el acceso a tratamientos hormonales y cirugías de afirmación de género para las personas trans.
Sin embargo, aunque existan estas afirmaciones legales, los actos de homofobia, violencia y discriminación siguen vigentes.
La Encuesta Latinoamericana sobre Diversidad Sexual, acoso, violencia y discriminación en el ámbito laboral 2020, registra violencia por prejuicio, barreras de acceso a los derechos de salud, educación, trabajo y la participación política y cívica.
El caso de Sergio Urrego
El suicidio de Sergio Urrego, un adolescente que por su orientación sexual se quitó la vida, marcó un precedente en la lucha por los derechos de la comunidad LGBTI+ y puso sobre la mesa el tema de la salud mental de los jóvenes en el país.
Su decisión basada en la discriminación, el matoneo de sus compañeros de clases, así como profesores y superiores de esa institución, era algo con lo que ya no quería lidiar.
Tras este suceso, autoridades y la sociedad se cuestionan por la responsabilidad que tienen los docentes y directivos de las instituciones educativas frente a esta realidad.
Su caso no es el único. Los más afectados son las mujeres bisexuales (33%) y las personas transgénero (31%) con una tasa más alta de intentos de suicidio.
La línea salvavidas que previene el suicidio
A partir del suicidio de su hijo, Alba Reyes, madre de Sergio Urrego, se propuso una misión. Hoy lidera la Fundación Sergio Urrego que ofrece una línea salvavidas 24/7.
Su propósito es ofrecer atención psicosocial gratuita en prevención de suicidio.
Junto a cinco profesionales atienden entre 300 y 400 casos mensuales, también cuentan con el apoyo de una plataforma surgida tras una reconocida serie de Netflix.
Colombia registra escalofriantes cifras de violencia hacia esta población, la organización Colombia Diversa evidenció que al menos 448 personas LGBT fueron víctimas de actos de violencia entre 2019 y 2020 y que, en esta misma fecha, 181 personas fueron asesinadas.
Cuando se habla de crímenes por prejuicio, no es suficiente con condenar a la cárcel a la persona que mató a una persona LGBT, si paralelamente no se cambia a la sociedad que le dio sustento a ese homicidio.
El respeto desde las aulas- Suicidio por homofobia
Recientemente, el Colegio San Mateo Apóstol informó a los miembros de la comunidad que en la institución “no se aprende” sobre sexo, ideología o activismo LGBT, ni comunismo, izquierdismo o socialismo.
El rechazo no se hizo esperar ya que es increíble que un colegio pretenda invisibilizar y estigmatizar a la población LGBTI y dejar la enseñanza de valores o ideologías solo a los padres y limitar a los maestros la divulgación de estos.
Lo que se supone el colegio debe ser un entorno seguro para todas las personas en todas sus diversidades y no repetir historias como la de Sergio Urrego.
La denuncia llegó incluso al Congreso de la República, donde, según el representante Mauricio Toro, esa disposición del colegio estaría violando la Ley 1620 de 2016 y desconociendo la sentencia T-478 de 2015 de la Corte Constitucional en el caso de Sergio Urrego.
Finalmente, más allá de que exista una política pública, es clave pensar en promover una educación en derechos humanos, una que promueva la no discriminación e invite a niños y jóvenes a tener una mirada sobre cómo definimos y percibimos a los demás.