¿Hace falta más libertad económica en Colombia?
Si a una persona del común se le pide que defina “capitalismo”, inmediatamente se le vienen a la mente palabras como “explotación”, “desigualdad”, “codicia”, “injusticia”. Es decir que desde el primer momento, a la persona se le antoja colocarle un calificativo, usualmente peyorativo, a un concepto que es sumamente técnico. (Libertad económica en Colombia)
Se podría apostar que esa es la mala fama que tiene el capitalismo actualmente en la mente de la mayoría de las personas. Sin embargo, el capitalismo, sin adjetivos emocionales antojadizos, sencillamente es un sistema económico que se basa en el derecho a la propiedad privada y la protección de este derecho por parte de los mismos individuos o el mismo Estado.
El derecho a la propiedad privada es clave
Este derecho lo que trae como consecuencia, es que los individuos puedan hacer con sus posesiones, lo que ellos a bien consideren. Es decir, que cada quien es libre de sus decisiones y de la misma manera es responsable de las consecuencias de esas decisiones.
La libertad para trabajar, para emprender, para comerciar con otros y para comprar de forma voluntaria. Es lo que podemos denominar como “libre mercado”, con el cual buscamos proyectar nuestras vidas hacia un mayor bienestar y el de nuestras familias.
Razón no falta, pues es el libre mercado, con sus defectos, al fin y al cabo es una institución humana creada por humanos, ha sido el sistema más efectivo para que la raza humana salga poco a poco de la pobreza.
El libre mercado. Libertad económica en Colombia
Fortalece los incentivos para la competencia y la cooperación social, instituciones imprescindibles para el bienestar de una sociedad. Aunque esto suene contradictorio, es perfectamente lógico, en el sentido de que la libertad es la base para que las dos acciones puedan surgir: cada individuo y en distintas circunstancias puede decidir si lo mejor para llegar a un beneficio sería la cooperación o la competitividad, la decisión se toma en base en el contexto y la racionalidad.
Una sociedad libre tiene muchas más posibilidades para crecer económicamente, pues las decisiones no se centralizan en un centro de poder y no se toman por el interés de esos que detentan el poder, sino que cada individuo, según su inteligencia, razonamiento, intereses y capacidades toma decisiones, proyectos y planes para mejorar su propio bienestar, ofreciendo bienes y servicios a otros que solo los adquirirían si consideran que estos son valiosos para ellos, por ello hace falta más libertad económica en Colombia.
Esto no es demostrable solo lógicamente, sino que los hechos se repiten en todo lugar y en todo tiempo. Hay innumerables ejemplos de naciones que, adoptando políticas de libre mercado correctas, han podido reconstruirse después de una crisis sufrida, ya sea por una guerra, el descalabro de su economía o un desastre natural.
Empezando por Alemania Occidental, luego de haber cometido, y sufrido, una catástrofe en la Segunda Guerra Mundial. Su milagro económico no se dio por el Plan Marshall. Imagínense qué hubieran dicho los ciudadanos del mundo de esa época, si las naciones ayudaran económicamente al principal causante de la tragedia europea. Su milagro se dio por buenas reformas económicas: una moneda fuerte, la eliminación de controles de precios y reducción general de los impuestos. 20 años después este país se había convertido en la envidia de todos los demás Estados.
En Japón sucedió algo parecido, aunque de manera más tardía, a principios de los ochenta: se redujeron los impuestos, se debilitaron los carteles económicos, se fortaleció su sistema bancario y con ello el crédito para nuevos emprendimientos y una política que incentivaba la inversión tanto interna como extranjera.
Así se pueden mencionar otros casos de milagros económicos, como el de Chile, luego de los pocos, pero desastrosos, años de Salvador Allende; el de Rwanda luego de ese impresionante genocidio sufrido; Estonia, luego de haber sobrevivido durante décadas un régimen totalitario; o Nueva Zelanda, que también vivió un gobierno socialista en las décadas del 60 y 70.