La historia que no sabías de los Reyes Magos
La historia que no sabías de los Reyes Magos. Todo el mundo sabe que el 6 de enero es el día de los Reyes Magos, pero seguramente, lo que no conocías, es que antes se llamaba Día de la Epifanía, una palabra que en griego significa manifestación, pues Jesús se revela y se da a conocer al mundo.
Primero que todo, déjenme presentarme, mi nombre es Mateo, sí, el que escribió el evangelio.
Seguramente has leído que escribí sobre los magos, pero allí no menciono sus nombres, ni cuántos eran y tampoco que fueran reyes.
Y no es que este famoso apartado de la Biblia se me haya ocurrido de la noche a la mañana.
Pero un día me enteré de unos magos -tres para ser exactos- que venían de Oriente guiados por una estrella para que adorasen al rey de los judíos que acababa de nacer.
Obviamente me causó curiosidad y me puse en la tarea de empezar a preguntar por ellos, qué hacían, a qué se dedicaban, en fin, el chisme completo.
Para empezar, realmente el término ‘mago’, lo puse en el evangelio, porque era un sinónimo para hablar de un astrólogo o un sabio que podía predecir acontecimientos a través de la lectura de las estrellas, no porque hicieran magia o brujería.
A mi me parecía una locura, pero en estos tiempos cualquier cosa puede ser posible.- La historia que no sabías de los Reyes Magos
Tampoco es que fueran reyes, eso resultó con el tiempo como el teléfono roto. El voz a voz fue cambiando la historia para darles mayor importancia y resaltar su labor con Jesús. La historia que no sabías de los Reyes Magos
Entonces me enteré de que uno vivía en Europa, otro en Asia y el último, en África. Lo curioso es que justo los tres tenían como pasatiempo pasar las noches mirando las estrellas, qué coincidencia.
Lo que ninguno sabía es que una de ellas cambiaría su vida por completo.
Dicen los chismosos que un día Melchor el europeo, estaba mirando las estrellas desde su palacio. De pronto vio una estrella fugaz y lo que le pareció extraño, es que se detuviera en un punto fijo del cielo y brillara más que las otras.
Melchor se sintió tan intrigado que decidió encaminarse hacia el horizonte para verla más cerca.
Parecía loco de un lado a otro, ensimismado en sus pensamientos con lo que acababa de ver, entonces agarró su camello y partió rumbo a la estrella sin decir adiós. La historia que no sabías de los Reyes Magos
Gaspar, un hombre de gran sabiduría, era un hombre mayor, de barba larga y blanca y que había decidido radicarse en Asia para alejarse de todo para concentrarse en sus conocimientos.
La misma noche, él también vio la estrella desde el castillo donde moraba.
Sin pensarlo dos veces, alistó su morral, se subió a su camello y emprendió la marcha hacía la preciosa luz que acababa de posarse en el firmamento.
Ahí fue cuando me enteré de que, en África, había otro sabio súper famoso por sus predicciones astrológicas. Para que me entiendan, era el Walter Mercado de la época.
Su nombre era Baltazar y justo como todas las noches se encontraba a las afueras de su casa mirando las estrellas.
Estaba por quedarse dormido en su silla cuando frente a sus ojos se posó también la brillante estrella.
No podía creer lo que veía, le costó unos minutos entender qué tipo de fenómeno estaba pasando.
Al no encontrar respuesta, él como los otros dos corrió a sus establos, se montó al lomo de su camello y salió con rumbo desconocido, solo con la mirada fija hacia el astro brillante.
Pasaron horas y horas de viaje en la oscura noche, hasta que de repente los tres magos se encontraron en el camino.
De lo que me enteré, es que desde el comienzo entablaron amistad, pues su conocimiento por la astrología y otros temas en común los conectó de inmediato. Se hicieron inseparables.
Pasadas las horas entre charla y charla, mencionaron aquella nueva estrella que les atraía poderosamente.
Luego de darle vueltas al asunto y sacar conclusiones, los tres llegaron a la misma: la estrella los llevaría al nacimiento de un nuevo rey, un rey de reyes.
Nunca se imaginaron que este descubrimiento les cambiaría la vida para siempre.
Al enterarse de estos rumores que andaban circulando por las calles, Herodes el Grande, que por esa época era el rey de Judea, los mandó llamar para interrogarlos, y les hizo prometer que una vez hallaran al niño se lo comunicarían para que pudiera adorarlo él también.
Los tres amigos abandonaron el palacio y pronto guiados por la estrella, encontraron al niño en un establo en Belén, junto a María y José.
Un humilde lugar para su nacimiento, rodeado de animales y el frío de la noche.
Las necesidades de los padres eran infinitas para darle todo a este pequeño. Pero el amor de una familia sobraba en el ambiente.
Quienes estaban allí dicen que, al ver al pequeño, los tres magos no pudieron evitar postrarse ante él y ofrecerle oro, el metal de los reyes; incienso, la ofrenda de los dioses y mirra, como anuncio de sus futuros padecimientos.
El niño Jesús, con su carita tan inocente, sonreía al ver a los visitantes que venían desde tan lejos y con su poder infinito concedido desde su nacimiento, otorgó a los tres Reyes Magos el don de la vida eterna y la facultad de poder llevar regalos a todos los niños del mundo una vez al año.
Estando allí, un acontecimiento más los tomó por sorpresa, un ángel se apareció y les advirtió de que no volvieran al palacio de Herodes ya que este sólo quería acabar con la vida del niño.
Los tres magos angustiados por lo que podía pasar con la sagrada familia empezaron a idear un plan. La historia que no sabías de los Reyes Magos
Pasaron la noche adorando el niño para que no sintiera preocupación alguna en su recién llegada al mundo que ya le daba una amarga bienvenida.
Su afán al ver correr las horas era ser encontrados por Herodes y su sequito, le daban vueltas a las opciones que tenían a la mano, cualquiera era peligrosa.
Lo que me dijeron, fue que se pusieron de acuerdo para regresar a sus hogares por caminos diferentes y si alguien preguntaba por el camino, coincidirían al decir que no habían encontrado al niño y que al parecer todo había sido un chisme de pasillo.
Sin embargo, quedaron en escribirse y encontrarse cada año para honrar al niño Jesús y a todos los niños del mundo como muestra de su inocencia.
Desde entonces, la madrugada del 6 de enero, fecha en la que llegaron hasta Belén, los Reyes Magos de Oriente recorren el mundo sobre sus camellos y acompañados de sus pajes, para llevar ofrendas y regalos a los niños que se han portado bien.
No estoy seguro, pero dicen que a los que no son muy obedientes, les dejan un pequeño recuerdo: un saquito de carbón para que sepan que deben tener un mejor comportamiento.
Así, cada familia en el mundo se ha dedicado a llevar en sus corazones y honrar con comida, zapatos, desfiles y otras ofrendas a estos tres hombres que hicieron un gran sacrificio para llegar a la cuna del niño Jesús y recibirlo con regocijo.