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INTERNACIONAL

Chilenos vs. migrantes, crece la tensión

Una tensa situación se vive en Chile por estos días. La llegada de miles de migrantes ha desconcertado a los nacionales por el impacto que esto trae para la población. Colchane, es una pequeña comuna en pleno altiplano chileno que cuenta con una población total de 1.700 personas. Está ubicada a escasos kilómetros de la frontera con Bolivia, pero en los últimos años el súbito crecimiento poblacional no se debe a una explosión de natalidad, sino a una crisis migratoria sin precedentes.

«Estamos viviendo una de las peores crisis humanitarias. Nos encontramos hoy en día con más de 1.800 inmigrantes. La mayor concentración se encuentra en esta pequeña comuna que ya duplica la población total»

El detonante se desató el 1 de febrero con la llegada repentina de más de un millar de migrantes, los cuales han tenido que desafiar las bajas temperaturas de la zona encontrando la muerte. La frontera que divide a Colchane de Pisiga, en Bolivia, es una zona que se encuentra a más de 3.600 metros de altitud y donde no es raro que los termómetros caigan a cero en esta época del año. Pero ni las temperaturas extremas, ni la pandemia han impedido que el flujo de caminantes, en su mayoría venezolanos, se detenga.

«Estamos viviendo una de las peores crisis humanitarias. Nos encontramos hoy en día con más de 1.800 inmigrantes. La mayor concentración se encuentra en esta pequeña comuna que ya duplica la población total», según ha dicho a los medios de comunicación el alcalde, Javier García. «Por tanto, se ha producido un colapso sin precedentes en el poblado. Esta ola incluye 235 niños, que están ocupando todos los espacios públicos», enfatiza.

Según el Servicio Jesuita a Migrantes, la mayoría de los ingresados por pasos no habilitados son venezolanos. Actualmente, la comuna no tiene servicio de electricidad las 24 horas. No cuenta con supermercados, ni red de alcantarillado. Existe un consultorio que diariamente atiende a 30 personas y en los últimos días, registra que ha atendido hasta más de 200 pacientes, lo cual pone en evidencia la sobrepoblación y la sobrecarga laboral de los funcionarios.

Según las cifras, la cantidad de venezolanos, bolivianos, peruanos y hasta colombianos que ingresan por pasos no habilitados es enorme, todos argumentan que la situación en sus países es tan compleja que prefieren pasar por situaciones inhumanas para llegar a Chile y tratar de mejorar su calidad de vida.

Xenofobia gubernamental y social

Sin embargo, la realidad con la que se encuentran los migrantes es otra. Esperanzados de llegar a una ‘tierra llena de oportunidades’, de primera mano se encuentran con un decreto firmado por el presidente chileno, Sebastián Piñera. El documento autoriza al ejército a intervenir en el control migratorio con las herramientas necesarias para la expulsión inmediata de migrantes en la frontera norte de Chile. Además, da luz verde para un plan para mitigar la situación en Colchane y la duplicación del personal de Carabineros y del ejército en la zona.

Por otro lado, un sondeo realizado por la consultora CADEM, el 60% de los chilenos considera de manera negativa la llegada de migrantes al país, el porcentaje más alto de los últimos cinco años. Uno de cada dos ciudadanos está de acuerdo con la expulsión de migrantes en situación irregular, lo que supone un incremento del 22% con respecto a 2019, según la encuesta.

La frontera norte de Chile con Bolivia ha obligado a las autoridades a desplegar campamentos sanitarios para que los migrantes lleven a cabo cuarentenas preventivas para evitar brotes de covid-19. Sin embargo, para los locales esta situación ha generado tensión, desabastecimientos y enfrentamientos entre autoridades y grupos de migrantes.

La encuesta también indica que un 54% de los chilenos se mostró de acuerdo con las expulsiones de extranjeros irregulares que está realizando el Gobierno, frente a un 46% que afirmó que los migrantes deberían permanecer en el país.

Estas acciones por parte del gobierno generan situaciones de xenofobia y maltratos a quienes vienen huyendo de casos similares en sus propios países.

Tierra de oportunidades

Según Waleska Ureta, Directora Nacional del Servicio Jesuita a Migrantes, lo vivido las últimas semanas en Colchane y otros puntos del norte de Chile no es nuevo. Es un fenómeno que se viene presentando desde 2018 y tiene relación con los problemas socio políticos y económicos de los países vecinos, que, además sumado a la crisis sanitaria producto del covid-19 el flujo migratorio incrementó por parte de ciudadanos de diferentes nacionalidades que buscan nuevas oportunidades.

De acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas de Chile y el Departamento de Extranjería y Migración (DEM), a diciembre de 2019 había un estimado de 1.492.522 migrantes, los cuales corresponden al 7,8% de la población del país. Los principales extranjeros residentes en Chile provenían de Venezuela (30,5%), Perú (15,8%), Haití (12,5%), Colombia (10,8%), Bolivia (8,0%), Argentina (5,3%) y otras nacionalidades (17,1%).

En octubre de 2020 el ingreso por este paso creció de manera exponencial, llegando a cerca de 200 personas por día de acuerdo con los registros de la Policía de Investigaciones (PDI). Día a día siguen ingresando personas y familias dispuestas a encontrar un lugar donde comenzar una nueva vida en Chile, un país considerado como la tierra de las oportunidades para los extranjeros, un país donde puedan mejorar sus condiciones económicas para poder ayudar a sus seres queridos que quedaron atrás, buscar trabajo, comida, atención médica y todo con lo que no cuentan en su nación.

De alguna manera, solicitan apoyo humanitario, quieren llegar a un país que no les cierre las puertas, pues Perú también adoptó medidas restrictivas e incrementó las medidas de control en la zona fronteriza de Tacna y Arica. Según el Centro de Investigación Periodística (CIPER), estás implementaciones obligaron a las personas migrantes a buscar nuevas rutas de ingreso al país. Las alternativas se fueron haciendo conocidas, y a raíz de esto comenzó a desarrollarse una infraestructura que posibilita el ingreso a Chile desde Perú, pasando por la frontera con Bolivia en Desaguadero, luego Oruro, Colchane, Huara e Iquique.

¿Medidas regulatorias o humanitarias?

El alcalde de Colchane pide a las autoridades que trasladen de manera urgente a los 1.800 migrantes que se encuentran varados, a ciudades con mejores condiciones y que inicien un diálogo a través de las cancillerías con países vecinos como Bolivia, Perú y Ecuador para controlar el fenómeno migratorio.

Waleska Ureta, del Servicio Jesuita a Migrantes, explica que el tráfico de personas migrantes debe enfrentarse no solo a través de medidas migratorias, sino que la respuesta, ante todo, debe ser humanitaria.

«Chile y América Latina hoy enfrentan una verdadera crisis humanitaria derivada de la migración forzada de miles de personas, sobre todo venezolanos, que son las víctimas de bandas dedicadas al tráfico», afirma.

«Igualmente es fundamental privilegiar la reunificación familiar de las personas migrantes; aumentar multas y castigos a las bandas de ‘coyotes’ que coordinan redes de tráfico y sensibilizar e informar a la ciudadanía respecto a la situación que las personas migrantes están viviendo», concluye Ureta.

Por ahora, la única solución por parte del gobierno chileno fue llevar a cabo una primera deportación por aire y tierra de 138 extranjeros colombianos y venezolanos que se encontraban varados en la frontera, esto como parte de una estrategia para desmotivar los ingresos irregulares de quienes vienen atrás o estén pensando en tomar camino.

La estrategia de Colombia

La posibilidad de vacunar a los migrantes en situación irregular en Chile generó un gran debate político: mientras que inicialmente la Cancillería anunció que no tendrían derecho a inmunización, las autoridades sanitarias y migratorias confirmaron que finalmente sí serán incluidos en el plan de vacunación.

Las respuestas a las encuestas por parte de los ciudadanos chilenos arrojan que el 59% está de acuerdo con recibir y vacunar a inmigrantes no regularizados y un 84% se mostró de acuerdo con que familias de inmigrantes reciban atención sanitaria y educación, igual que las familias chilenas.

Colombia por lo pronto decidió tomar una decisión crucial, el presidente Iván Duque, anunció hace unas semanas la creación del Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos con el cual se implementaría una regularización con la que cobijaría a alrededor de un millón de inmigrantes venezolanos indocumentados.

Con esta medida se busca saber quiénes son, dónde están, cuáles son sus condiciones. El objetivo es convocar a la comunidad internacional para que se una a este proyecto y también ayude al proceso de vacunación de estos inmigrantes. Este Estatuto es una medida positiva para la población venezolana y una oportunidad para avanzar significativamente en el cumplimiento de obligaciones del Estado en la protección internacional de personas migrantes y refugiadas, como las establecidas en la Declaración de Cartagena. Es decir, que cuenten con identificación que les permita acceder a servicios de salud, educación y otros beneficios que ofrece el Estado colombiano.

Actualmente en Colombia hay aproximadamente 1,8 millones inmigrantes venezolanos, de los cuales solo unos 800 mil están regularizados. El plan beneficiaría a unos 950 mil, según lo que ha dictaminado el presidente Duque.

Con la entrada en vigor de este decreto, Migración Colombia también lanzó una campaña llamada “Visibles”, con la que el Gobierno pretende hacer pedagogía sobre cómo acceder a los beneficios del estatuto. Desde Presidencia explican que ‘Visibles’ es una campaña que nace de la realidad que viven miles de migrantes en el mundo y en el caso de la población venezolana radicada en Colombia busca visibilizar la situación real que viven quienes tuvieron que huir de su país.

Finalmente, con esta decisión Duque ha invitado a otros países de la región para que adopten medidas similares a esta, la cual ha sido aplaudida por organizaciones internacionales, mandatarios de estados europeos, Joe Biden desde EE. UU. y el papa Francisco. Para el primer mandatario, esta es una manera de evitar los sentimientos de xenofobia que se han visto en otros países que han recibido a migrantes por situaciones económicas, sociales y de seguridad; pero además, es el inicio para acabar con la migración masiva del país vecino producto de los malos manejos que ha dado el gobierno de Nicolás Maduro.

 

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